Cuando hace unos días Beatriz Padilla, responsable de marketing y miembro de la junta directiva de Aforen, me habló de la asociación y me planteó la posibilidad de participar con ellos en este proyecto, pensamientos contradictorios cruzaron por mi mente:
.- << ¿Asociación?, … puede ser interesante. Aunque, …no lo tengo muy claro. Por mi experiencia con la cúpula de algunas organizaciones, al final hay cuatro que «dan el callo» y luego los de siempre, los que salen en las fotos». >> Pero…
Soy formadora, me dedico a la formación desde hace más de 20 años y he pasado por muchas situaciones y circunstancias diferentes, en las que la mayoría de las veces ha prevalecido una tónica común: Yo voy y vengo de un lugar a otro, relacionándome con grupos de alumnos que han aparecido en mi vida de forma fugaz y con quien he conectado, creando profundos lazos o caminando un trecho sin más; Con compañeros que lo han sido y que no. Grandes y pequeñas empresas… Y siempre en una situación que finaliza y que me deja con cara de «¿y ahora qué?
Sé que los grupos los forman las personas que los integran. Personas como tú y yo, y que según su grado de implicación y compromiso harán que sea un grupo especial o algo sin más. Sé lo que no quiero y me disgusta y ante eso vuelvo a preguntarme: ¿Asociarme, para qué?: Asociarme para tener un lugar al que volver y del que partir y compartir. Un lugar para reposar y formarme. Un lugar en donde asesorarme y asesorar. En fin, un lugar de referencia en mi profesión.
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Marga Jiménez
Formadora y socia de Aforen